La economía circular. Una oportunidad para la ingeniería.

Joaquín de Hita

3 Jun, 2021

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No hay opción. El modelo de economía lineal (extraer-fabricar-consumir-tirar) conlleva un uso intensivo de recursos naturales y crea una presión insostenible sobre el medio ambiente. La sociedad es consciente de este hecho y el cambio de modelo se percibe como una prioridad, sin que se sea consciente de que además de estar contribuyendo al cuidado del medio ambiente, se está abriendo la puerta al desarrollo de nuevos modelos de negocio, a la creación de empleo y a la optimización del uso de los recursos naturales.

Además, tal y como queda recogido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno, la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de acelerar la transición ecológica, como elemento clave en la fase de reconstrucción, y la economía circular se fija como palanca para la modernización industrial.

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), cuya versión final ha sido aprobada por el Consejo de Ministros del 16 de marzo de 2021, proporciona el marco director para el programa de inversiones y reformas para una transición medioambiental justa que desarrolle las capacidades estratégicas de la economía verde. El PNIEC se complementa con otros planes y estrategias que se están definiendo y desarrollando en nuestro país que constituyen el marco general de la transición, entre los que se encuentra la estrategia de economía circular y sus desarrollos sectoriales, el plan nacional de adaptación al cambio climático, la estrategia de infraestructuras verdes y el nuevo ciclo de planificación hidrológica o la estrategia de descarbonización de la economía a 2050. Todo este amplio marco orientador y regulatorio es clave para poner en marcha el Pacto Verde Europeo (European Green Deal), priorizando la transición ecológica dentro la estrategia de desarrollo.

La estrategia española de economía circular (España Circular 2030) fue aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 2 de junio de 2020, y tiene como propósito primordial contribuir a lograr una economía sostenible, descarbonizada, eficiente en el uso de los recursos y competitiva. Está previsto que la estrategia se materialice a través de planes de acción trienales que recogerán las medidas concretas para implementar actuaciones en economía circular, con los objetivos, entre otros, de reducir en un 30% el consumo nacional de materiales, recortar un 15% la generación de residuos respecto a 2010. Incrementar la reutilización y preparación para la reutilización en un 10% de los residuos municipales generados y mejorar en un 10% la eficiencia en el uso del agua.

La estrategia de economía circular se enmarca además en una serie de políticas de organismos internacionales globalmente aceptados, tales como los Objetivos de Desarrollo sostenible de Naciones Unidas, el Plan de Acción Europeo para la economía circular de 2015 y Pacto Verde Europeo y nuevo Plan de Acción de Economía Circular para una Europa más limpia y competitiva. Estas políticas se complementan por las iniciativas en materia de I+D+i en el ámbito de estas actividades, así como en el marco financiero a través de la financiación de proyectos que fomenten el tránsito hacia la economía circular y la bioeconomía.

 

La estrategia se basa en una serie de principios generales que emanan del ordenamiento comunitario y nacional (ver Fig 1) a partir de los cuales se establecen una serie de líneas estratégicas, a partir de las cuales se establecerán las acciones específicas que integrarán lso planes de acción trienales. Estas orientaciones estratégicas son:

  1. Protección del medio ambiente: Proteger el medio ambiente, terrestre y marino, y su biodiversidad, contribuir a la lucha contra el cambio climático y garantizar la salud de las personas, haciendo un uso eficiente y sostenible de los recursos disponibles
  2. Ciclo de vida de los productos: Implantar un enfoque de ciclo de vida para los productos, con la incorporación de criterios de ecodiseño, reduciendo la introducción de sustancias nocivas en su fabricación, facilitando la reparabilidad de los bienes producidos y su reutilización, prolongando su vida útil y posibilitando su valorización al final de ésta, en definitiva, manteniendo el valor de los productos, materiales y recursos en la economía el mayor tiempo posible.
  3. Jerarquía de los residuos: Aplicación efectiva del principio de jerarquía de los residuos, promoviendo la prevención de su generación, fomentando la preparación para la reutilización, fortaleciendo el reciclado, valorizando energéticamente o de otras formas, aquellos residuos que no pueden ser reciclados y favoreciendo su trazabilidad, reduciendo el abandono de residuos en el medio ambiente y su llegada al mar.
  4. Reducción de residuos alimentarios: Disminuir los residuos alimentarios para reducir el impacto ambiental y económico del consumo de los recursos y favorecer un reparto más equitativo de los mismos.
  5. Eficiencia en la producción: Introducir pautas que incrementen la innovación y la eficiencia global de los procesos productivos, mediante el uso de infraestructuras y servicios digitales, así como la adopción de medidas como la implantación de sistemas de gestión ambiental, impulsando así la competitividad y el crecimiento empresarial sostenible.
  6. Consumo sostenible: Promover modelos innovadores de consumo sostenible y responsable, que incluyan productos y servicios, así como el uso de infraestructuras y servicios digitales, basados en la transparencia de la información sobre las características de los bienes y servicios, su duración, reparabilidad y eficiencia energética, mediante el empleo de medidas como el uso de la ecoetiqueta.
  7. Sensibilización y comunicación: Difundir la importancia de adoptar una economía circular, promoviendo y facilitando la creación de los cauces adecuados para la coordinación entre las administraciones y para intercambiar la información entre éstas y los agentes económicos, sociales, comunidad científica y tecnológica, de manera que se creen sinergias que favorezcan la transición.
  8. Empleo para la economía circular: Consolidar políticas de empleo que favorezcan la transición justa y solidaria hacia una economía circular, identificando nuevos yacimientos de empleo y facilitando la creación de capacidades para los mismos
  9. Investigación e innovación: Promover la investigación y la innovación tanto en el ámbito público como en el sector empresarial, y especialmente en materia de colaboración público-privada, como motores del cambio y transición hacia un modelo productivo y social sostenible facilitando la generación de conocimiento, su transferencia y la adopción de nuevas tecnologías.
  10. Indicadores: Fomentar el uso de indicadores comunes, transparentes y accesibles que permitan conocer el grado de implantación de la economía circular, en especial su repercusión social y ambiental.

Los ejes de actuación sobre los que se focalizarán las políticas e instrumentos de la Estrategia de Economía Circular son los siguientes:

  • Producción: desde la concepción de los productos, su diseño, hasta su fabricación, se puede facilitar que sean más fácilmente reparables, con mayor vida útil, actualizables, y que, cuando éstos lleguen al final de su vida útil, generen menos residuos o, en su caso, sean fácilmente reciclables y, por supuesto, no contengan sustancias nocivas
  • Consumo: invertir la tendencia actual de consumo exacerbado de productos a un modelo de consumo más responsable, que incluya el acceso a servicios, es condición indispensable para avanzar en la prevención y reducción de la generación de los residuos, y, en su caso, para fomentar un reciclado de calidad.
  • Gestión de residuos: en un contexto mundial en el que las materias primas son cada vez más escasas y caras, reciclar tan solo el 37,1 % de los residuos generados supone estar desaprovechando los recursos disponibles; debe darse un paso adelante en materia de recuperación y reciclado.
  • Materias primas secundarias: el uso de materias primas secundarias permitirá hacer un uso más sostenible de los recursos naturales, así como crear confianza en los consumidores hacia formas de consumo responsables.
  • Reutilización y depuración del agua: se incorpora como un eje singularizado debido a la importancia que tiene el agua en la península ibérica.

Además, con carácter transversal, se incorporan las siguientes líneas de actuación:

  • Sensibilización y participación: debido a la especial importancia que tiene la implicación ciudadana en el avance hacia una economía circular.
  • Investigación, innovación y competitividad: las políticas de investigación, innovación y competitividad tienen mucho peso en la Estrategia, por lo cual se considera importante asignarles un apartado propio.
  • Empleo y formación: Se definirán políticas especiales de formación, cualificación y creación de empleo y la mejora de los puestos de trabajo ya existentes

Se prevé actuar de manera prioritaria sobre una serie de sectores económicos que son aquellos en los que la estrategia puede representar un mayor potencial de mejora o una respuesta más rápida a las medidas que se implanten. Estos sectores son:

  • Construcción: en el que se concentran el 40% de los residuos y emite el 35% de los gases de efecto invernadero.
  • Agroalimentario, pesquero y forestal: se estima que en la UE 88 millones de toneladas de alimentos son desperdiciadas anualmente.
  • Industria: Incluyendo las iniciativas de economía circular a través de las agendas sectoriales, para mejorar la competitividad de nuestras empresas
  • Bienes de consumo: Mejorando la durabilidad, incrementando el empleo de materiales reciclados, restringiendo la puesta en el mercado de productos de un solo uso, etc.
  • Turismo: con importantes potenciales de mejora en la gestión de residuos en zonas turísticas, el uso racional del agua en zonas donde de playa donde es especialmente escaso, o el crecimiento del turismo de interior asociado a la naturaleza.
  • Textil y confección: La reutilización de prendas o su valorización, el empleo de materiales reciclados para la confección de ropa, así como la perspectiva social de la cadena de valor de prendas sostenibles son también aspectos que deben ser considerados.

Las comunidades autónomas están a su vez adoptando diferentes medidas e iniciativas asociadas a la economía circular, con diferente rango normativo. Su proximidad al ciudadano, unido a sus competencias en materia de gestión ambiental, les confiere un papel muy relevante en este asunto.

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